LA CREENCIA

La creencia es una de las fuerzas mágicas que crean nuestra realidad, y digo una de ellas porque en este aprendizaje de ser co-creadores de nuestro mundo vamos oyendo muchas opiniones de otros co-creadores, que no es que estén equivocadas, si no que tal vez, sean verdades parciales de una verdad mayor.

He escuchado decir que son nuestros pensamientos los que crean nuestra realidad, he escuchado también que el combustible de la creación son nuestras emociones e incluso, los más activistas defienden los actos como origen de todo cambio. A mi parecer, el caldero de la realidad se va cocinando a fuego lento, mezclando distintos ingredientes que más tarde no podrán distinguirse los unos de los otros.

En esta ocasión, me gustaría hablar de uno de esos ingredientes: las creencias.

Decir «Yo Creo», acoge ambos significados, tanto el de Creer, como el de Crear. Por tanto, las creencias son muy importantes en este aspecto. Y tenemos que preguntarnos si nuestras creencias están creando algo que es satisfactorio, en cuyo caso, las dejaremos como están. Pero en caso contrario, tendremos que sanearlas.

¿Alguien se ha llegado a cuestionar sus creencias? ¿Os habéis preguntado de dónde vienen? ¿Si hubierais nacido en otro continente, en otro país, en otra familia, tendríais las mismas creencias? ¿Son tuyas o heredadas?

Si tus creencias, no son tuyas, si no que es una Verdad Incuestionable porque lo cree todo el mundo, entonces no tienes nada que hacer. Seguirás en la misma Realidad de siempre pues tus creencias la perpetúan. Ellas son dueñas de ti. Te poseen. Es entonces cuando la creencia se transforma en tu límite. No puedes ir más allá.  Ella te lo impide.

Es el caso de todas las frases que nos repitieron insistentemente de niñ@s : «para ser alguien hay que esforzarse mucho», «tú no vales para estudiar», «no tienes gracia para bailar», «no se te da bien la cocina», «eres un desastre con el volante», etc

Y a nivel global, son todas aquellas consignas, que los medios de comunicación se encargan de repetir hasta la saciedad: «hay escasez de agua y alimentos», «el mundo es peligroso y violento», «las enfermedades asolan el planeta», «la energía es un bien escaso y hay que pagar un alto precio por ella».

Si en cambio tu eres el dueño de tus creencias, podrás cambiarlas, puesto que tú las has elegido.Y entonces, serán tus herramientas. Podrás utilizarlas. Cuando deseas crear determinadas cosas y tus herramientas no son las más adecuadas, debes cambiarlas por otras más precisas que te ayuden a conseguir tu propósito.

Elegir Conscientemente nuestras creencias es señal de madurez, pero también de inteligencia. Puesto que cuestionarse algo es la razón de ser de la Humanidad. Véase Eva cuestionando por qué no podía comer del Árbol del Bien y del Mal y si podía del resto de árboles.

Os animo entonces, tanto a nivel personal, con vuestras creencias limitantes que os encapsulan en ser de una determinada forma, cuando quisierais ser de otra; como a nivel global a cuestionaros, si es cierto lo que os venden, y sobretodo a Elegir Conscientemente vuestras creencias para que el mundo que Creeis con ellas, sea de vuestro agrado.

Eva Vergara Ucelay

 

¿Hasta dónde llega la fidelidad de los animales?

 

Más allá de los mitos más antiguos donde se hablaba de la fidelidad de los animales, más allá de que no se separen de nuestra cama cuando estamos enfermos o que sean los primeros en notar que estamos tristes, está lo que yo llamo…. “en la salud y en la enfermedad, en la pobreza o en la riqueza, todos los días de sus vidas”. Es una especie de compromiso que adquieren por amor, sin que se celebre ninguna ceremonia, pero a la que son leales incondicionalmente.

Los animales que comparten con nosotros nuestras casas, nuestras comidas y por qué no, nuestras camas, también están presentes en nuestras discusiones, sienten nuestros problemas y comparten el estrés diario como si fueran una prolongación de nosotros mismos, y hago hincapié en la palabra nuestras con un propósito.

Hablar de discusiones, de problemas y estrés es hablar de emociones, es hablar de energía. Y los animales son receptores magníficos. No tienen una mente que les distraiga con pensamientos repetitivos de todo tipo. Son radares de nuestros estados de ánimo, conscientes pero sobretodo inconscientes y de algún modo son capaces de cargar con nuestro exceso de dramas, con nuestro exceso de conflictos y ayudarnos a sobrellevar situaciones que podrían llegar a desbordarnos cuando se superan ciertos límites.

En estas circunstancias, cuando se sobrepasan esos términos, hasta el punto de desestabilizarnos, sobreviene el fenómeno de la conversión. El doctor Salomón Sellan explica que la conversión es la” transformación de la actividad conflictual psíquica en un síntoma”, un síntoma físico con el objetivo de disminuir el estrés interior. Y no cualquier síntoma, cada tipo de conflicto, va a ser somatizado, va a ser expresado en el cuerpo, de una manera diferente.

En la actualidad, tanto el citado Dr. Sellan en Francia, discípulo del médico alemán, Ryke G. Hamer, padre de la Nueva Medicina Germánica; como aquí en España mi amigo Paco Vinagre, codesarrollador del sistema terapéutico Libertad Emocional, la antropóloga y fisioterapeuta argentina Angeles Wolder, directora de la Escuela de Descodificación Biológica Original o el psicólogo catalán Enric Corbera, con la Bioneuroemoción, son personajes muy conocidos en el ámbito de esta nueva visión de la enfermedad, que defienden la conexión de la enfermedad con el conflicto o estrés emocional, ya sea de la propia persona o de sus antepasados.

En este sentido los animales se comportan como una prolongación de nuestro propio cuerpo, somatizando o convirtiendo un problema nuestro en una enfermedad suya. Esto es un hecho que los veterinarios conocemos bien. Ciertamente no les ocurre a todos los animales, ni todas las enfermedades de nuestras mascotas hablan de conflictos internos de sus dueños, pero es una posibilidad que no hay que dejar de lado.

Para que se manifieste un síntoma, el estrés emocional que lo precede debe cumplir ciertos requisitos: como la fuerza dramática, lo inesperado de la situación y que la persona no pueda expresar o compartir su resentir. Otra característica es que no se le encuentra solución alguna al conflicto y en el caso particular de los animales, debe haber un vínculo especialmente intenso entre el humano y su mascota. Un animal nunca va a somatizar un conflicto de alguien por el que no sienta pasión.

Recientemente tuve el caso de una pekinesa con el azúcar por las nubes. Betty no era una perrita de edad avanzada ni con sobrepeso y me pareció un tanto curioso que no encajase con el perfil habitual. Pregunté a su dueña si ella era diabética. La respuesta fue negativa. Le pregunté si alguien de la familia lo era, la reacción no se hizo esperar: “si, mi marido”. ¿Cómo sería el vínculo de unión entre ellos? La mujer comentó que allá donde iba su marido, detrás iba Betty. Le esperaba en la puerta del baño a que saliera, iba tras él cuando se acostaba para dormir a sus pies, textualmente dijo “los demás no existimos para ella”.

Los gatos lejos de parecer indiferentes o fríos a lo que les ocurre a sus dueños, son otro ejemplo de compromiso “en la salud y en la enfermedad…todos los días de su vida”. Tengo especial cariño a una gatita, Cleopatra, que operé de tumores de mama hace poco tiempo. La dueña, una mujer separada de mediana edad se enfrentaba a la difícil situación de sacar adelante a sus tres hijos, uno de ellos con bastantes problemas de salud. A groso modo y sin entrar en tecnicismos, en Biodescodificación, los tumores de mama de tipo glandular, hablan de un conflicto en el hogar donde la preocupación por el hijo supera los límites de los que antes hablábamos.

En el caso de la perrita, el dueño mantenía una tasa de glucemia bastante próxima a la normalidad sin llegar a pincharse insulina, aunque si medicándose con antiglucemiantes orales.

En el caso de la gatita, la mujer no desarrolló patología alguna.

El proyecto LINDA, que inicié en 2014, se sumerge en estas investigaciones; sin embargo para llegar a conclusiones y resultados fiables se necesita la colaboración y sobretodo, la mente abierta del propietario para aportar detalles de su vida familiar o personal que arrojen luz a la sintomatología de su mascota.

Perro con sentimientos

En los ejemplos anteriores, creo que los animales ayudaron a sus amos a gestionar su estrés, somatizando estas enfermedades. Betty permitió que su dueño pudiese medicarse lo menos posible y en el caso de Cleopatra, tal vez evitara a su dueña pasar por quirófano o incluso le salvara la vida. Algo verdaderamente impactante.

Cuando nuestras mascotas enferman, y sobre todo cuando desarrollan la misma enfermedad que nosotros o algún familiar, debemos plantearnos esta posibilidad y dejar de pensar que el origen de las dolencias, tanto físicas como mentales, es fortuito.

Me gustaría acabar citando a James Herriot, autor de Un veterinario en apuros, entre otros títulos maravillosos: “Si tener alma significa ser capaz de sentir amor, lealtad y gratitud, los animales son mejores que muchos humanos”. Y desear que el anhelo de conocimiento del ser humano sea más grande que el miedo a lo desconocido o el miedo a trascender paradigmas científicos obsoletos.

Eva Vergara Ucelay

VIRUS CONTRA EMOCIONES

 

Desde que tengo recuerdos de las clases de Naturales  siempre me han presentado a los virus y a las bacterias como esos “microbichos”, de muy malas intenciones, con los que es mejor no toparse.  Recuerdo el esquema de invasión de un virus dibujado con tiza en la pizarra y cómo la célula quedaba devastada después de que la hubieran  utilizado para formar cientos de clones virales. De hecho, mi profesora de Biología, en sus explicaciones, utilizaba palabras como: “lucha”, “invasión”, “muerte”.

Pero no fue hasta la facultad en donde me enseñaron  la estrategia exacta  de incursión  de cada uno de los microorganismos llamados patógenos. La palabra Patogenia significa origen de la enfermedad, por tanto un patógeno es aquel que causa la enfermedad.

La Descodificación Biológica, la Nueva Medicina y similares plantean que el origen de la enfermedad es un Bioshock. Un Bioshock es una vivencia dramática e inesperada, a la que no se le encuentra solución, ni se expresa o comparte con nadie; una vivencia capaz de poner en estrés a la persona, capaz de activar el Sistema Nervioso Autónomo.

Y si un impacto emocional de tales características es el responsable de nuestras dolencias, en qué lugar quedan los microbios, tanto los llamados patógenos como los más de cien  mil millones de microbios que viven en simbiosis en nuestro intestino o nuestra piel.

El hecho de aislar microorganismos de la sangre o de los tejidos de un paciente, hasta ahora los ha responsabilizado de todo su cuadro sintomático. Pero hacer eso sería lo mismo que culpar a los bomberos de los incendios. Siempre que somos testigos de algún incendio, la zona se llena de bomberos, por fuera y por dentro del edificio. Llegan con sus vehículos, decenas de hombres uniformados  y se distribuyen por todas partes.  Si, actúan como los microbios.

Pero todo el mundo sabe que están allí para ayudar y nadie les interrumpe en su tarea. Fue el Dr.Ryke G. Hamer y su 4º ley biológica, el sistema ontogenético de los microbios,  el que se percató de la función de los virus, bacterias y hongos en nuestras  “enfermedades”.

Cuando se desarrollaron nuestros órganos a través del curso de la evolución, con ellos se desarrollaron tipos muy específicos de microorganismos; de hecho cada hoja embrionaria tiene sus gérmenes definidos (se muestra en el esquema).

El propósito biológico de los millones de microorganismos que viven en nuestro cuerpo es procurar el buen estado de los tejidos. Se diferencian dos fases en una enfermedad: la fase de estrés o de conflicto activo y la segunda llamada fase de reparación; pues bien los microorganismos  siempre actúan en la fase de reparación del conflicto emocional, cuando el sistema nervioso vegetativo se relaja porque ha encontrado la solución o una vía de salida para lo que le tenía estresado.

Así en el ENDODERMO, que es la capa más interna del embrión y que posteriormente dará lugar al sistema digestivo y parte del respiratorio, entre otros. En ella van a actuar los hongos y las micobacterias, descomponiendo, retirando y limpiando, como si fueran verdaderos agentes de mantenimiento, las células que proliferaron en fase de estrés, por ejemplo un tumor en el colon. La  inflamación, la fiebre y el  dolor nos indican que están trabajando, y las molestias que nos puedan ocasionar se asemejan al símil de una calle cortada por obras: vemos trabajadores cavando zanjas, renovando las redes de saneamiento, pavimentando y a nadie se le ocurre culparles del desastre, todo lo contrario.

Un dato interesante, miles de millones de personas en el mundo están infectadas por el Mycobacterium tuberculosis, esto quiere decir que darían positivo en la analítica, pero sorprendentemente no desarrollan síntomas.

 En la capa intermedia o MESODERMO los gérmenes específicos que actúan son las bacterias, éstas  operan en órganos y tejidos controlados por el cerebelo y la sustancia blanca, tales como la dermis, los músculos o las células sanguíneas. Y de nuevo el enrojecimiento y  la hinchazón de una dermatitis, por ejemplo, delatarían su actuación.

Las temibles bacterias, entre otras cosas, han sido fundamentales para la aparición de la vida en la Tierra, creando la atmosfera terrestre mediante fotosíntesis.

 La «Teoría endosimbionte» de Margulis y Sagan, habla de la inclusión de unas bacterias dentro de otras para dar origen a las mitocondrias o los cloroplastos, orgánulos celulares necesarios para la supervivencia de las mismas. El mundo científico ha descubierto  que  los seres vivos somos macroagregados de bacterias, más o menos modificadas. Tal vez este dato nos haga tomar conciencia de su importancia y benignidad: en un ser humano, el número de bacterias es diez veces superior al número de células.

 Y por último el ECTODERMO, la capa más externa. Da lugar a la epidermis, las arterias coronarias, la retina, entre otros. De nuevo la fiebre revela la actuación de los gérmenes específicos que actúan en esta capa: los virus, cuyo cometido es cambiar la información celular.

Las investigaciones están revelando que los virus, al integrarse en los genomas de los seres vivos, pueden ser un mecanismo de adquisición de secuencias complejas de genes, que eventualmente estarían disponibles para la célula en caso de cambios ambientales. En genomas animales y vegetales se han identificado abundantes secuencias de ADN que son «virus endógenos». ¿Qué es un virus endógeno? Es un virus exógeno, del exterior,  que logra insertar su ADN en las células germinales, es decir células precursoras de los óvulos y espermatozoides que posteriormente darán lugar al nuevo individuo. De esta manera llegan a formar parte de ese organismo.

Los mecanismos que llevan a un cambio evolutivo de una especie se dejaban en manos de mutaciones aleatorias y errores de copia del ADN, pero tanto  la complejidad de los procesos de replicación, como la necesidad de que esa remodelación genética aparezca simultáneamente en varios individuos, para que se lleven a cabo esos saltos evolutivos y por último la evidencia de que los virus endógenos intervienen en la regulación del desarrollo embrionario,  nos llevan a pensar que el azar y el error no son monedas con las que la Vida suela jugar.

Hoy se acepta que en la aparición de los mamíferos jugó un papel primordial un virus endógeno, es decir un virus que vive  en nuestro cuerpo, que permitió la nidificación, la instalación del huevo en el útero. De nuevo un dato interesante, hay miles de retrovirus endógenos en el ADN humano.

La verdad es que la visión tradicional de estar rodeados de microenemigos invisibles, capaces de matarnos si se lo proponen, causa miedo a cualquiera. Un miedo que te hace lavarte las manos constantemente por si acaso has tocado algo infeccioso, un miedo que nos hace separarnos con aprensión de personas enfermas. Es un punto de vista que te mantiene en la dualidad de los buenos y los malos, de las víctimas sin poder alguno.

Pero esta nueva visión, en donde nuestras emociones son las que abren la puerta, te permite responsabilizarte de tu salud: tú te enfermas, tú te sanas. Y, como no podía ser de otro modo, la enfermedad se transforma en una oportunidad de autoconocimiento. Se acabó la lucha, se acabó el miedo. Es un despertar de tu conciencia que te hace crecer, que te libera, trayéndote  paz, perdón, libertad.

Sinceramente, elijo vivir desde este paradigma, porque desde ahí, una vez más la Madre Naturaleza derrocha elegancia y sabiduría. Y hace que todo cobre sentido.

Citando a T. Dobzansky: «Nada tiene sentido en Biología si no es a la luz de la Evolución», yo preguntaría a Dobzansky si la evolución a la que se refiere es también espiritual, puesto que el ser humano no es un mero cuerpo físico y si la naturaleza se ha tomado tantas molestias para hacernos más capaces y adaptados, que no habrá ideado para hacernos más maduros y felices. Una Evolución meramente física sería incompleta, y la Vida no hace chapuzas.

Permitamos a la enfermedad cumplir con esta función, tomémonos la molestia de escucharla y ver qué nos quiere decir, tal como lo hizo Hamer, con su propio cáncer. Desde aquí nuestro pequeño homenaje al Galileo del siglo XXI, que a pesar de ser descalificado, despojado de su licencia para ejercer la medicina y encarcelado ha mantenido sus descubrimientos al alcance de todos nosotros.

Eva Vergara Ucelay

 

Respetar el momento evolutivo del otro

«Aceptar» es el verbo que describe al sistema digestivo en Biodescodificación.

El tubo digestivo, desde que apareció por primera vez como estructura diferenciada en los cnidarios: los pólipos y las medusas, ha estado transformando la materia ingerida en energía, para «nutrir» y «hacer crecer» a estos organismos. Lo que no podían asimilar, era «rechazado» y «expulsado» por el único orificio que hacía las veces de boca y ano.

El intestino primitivo comienza su morfogénesis durante la tercera semana del embrión en el ser humano, y aunque nuestro intestino es el resultado de todo un proceso de especialización increíble para «aprovechar» y «absorber» el máximo posible de las sustancias beneficiosas y necesarias para nuestro desarrollo, sigue cumpliendo la misma función que cumplía en los pólipos y las medusas, me temo, sin ánimo de herir a nadie.

Pero, ciertamente, hay algo muy dulce que nos diferencia de estos seres primitivos: nuestra madre. Hasta el nacimiento, el feto recibe su alimento de la madre a través de la placenta. Su sistema digestivo ya está formado al nacer, pero aún sufrirá algunos cambios, ya que ahora tendrá que alimentarse por si solo, con suerte, de la leche materna, e irse adaptando a la vida extrauterina.

Para este nuevo ser que somos,  nuestra madre es la Vida, es el Mundo que nos rodea, su voz, su olor, su temperatura y su tacto estimulan cada uno de nuestros sentidos y finalmente, ante la imperiosa necesidad de saciar nuestro hambre, allí está ella y su elixir blanco, que viene a traer paz donde solo existía llanto.

No sé dónde, se empieza a romper ese lazo, y aquello que nos llega de ella deja de «satisfacernos». Tal vez porque aparece otro hermanito y su atención declina, tal vez tiene que volver a trabajar y nos «abandona» en la guardería, ¿quién sabe?, son tantas las circunstancias en la vida de una mujer. O simplemente, según crecemos, empezamos a ver reflejada nuestra Sombra en ella, y comenzamos a juzgar-nos, a través de ella y a decidir que no cometeremos los mismos errores, que a nuestro parecer son monumentales.

La magia de la maternidad, te da la oportunidad de reparar ese lazo perdido: cuando nosotr@s traemos al mundo a nuestros propios hijos, comenzamos a entender que aquello no fue fácil, ni mucho menos. Que había fuerzas externas, muy poderosas y arraigadas, que en Biodescodificación reciben el curioso nombre de programas inconscientes. Estos programas hacen que una persona se comporte como lo hace, independientemente de que quiera hacerlo mejor. Siempre queremos hacerlo mejor.

El ser humano es bondadoso por naturaleza. Aún no he conocido a nadie que desee hacerlo mal en la vida. Los alcohólicos, los drogadictos no pueden luchar contra su adicción, si pudieran dejar de causar dolor a sus familias, lo harían sin dudarlo, pero son víctimas de programas inconscientes. Incluso los asesinos no son dueños de su voluntad, son manejados por esos mismos programas que necesitan servirse de ellos para sacar a la Luz, asuntos ocultos. Y así con todos los desatinos y atrocidades del género humano.

Estos programas inconscientes se van instalando en nosotros, antes incluso, de nuestra concepción. Nos llegan de regalo con nuestro ADN, corren por nuestras venas.  Y al nacer, se hacen operativos y se actualizan gracias a las tempranas experiencias de nuestra infancia. Nuestro niñ@ herido va  de la mano de nuestra madre, como no podía ser de otra manera. Pues recordemos que nuestra madre es la Vida, es el Mundo que nos rodea y del que vamos asimilando e ingiriendo, absorbiendo y nutriéndonos para crecer internamente. Ese Mundo que vamos a aceptar o rechazar.

Cuando sanamos nuestras heridas y hacemos conscientes esos programas inconscientes podemos estar en paz con el Mundo, con la Vida y por supuesto, con mamá. «Aceptamos» a nuestra madre porque entendemos que ella, igual que cada uno de nosotros, está en un momento evolutivo que le permite hacer solo determinadas cosas, pero no otras, por mucho que quiera.

Ya no tiene sentido juzgar, ni criticar. Tu corazón solo puede gritar un «Gracias mamá».  Cuando puedes pronunciar estas palabras, te das cuenta de que el último reducto de perfeccionismo ha muerto  y que respetar el momento evolutivo del otro, es señal de madurez y trabajo interior.

Eva Vergara Ucelay

 

 

 

 

El proceso terapéutico y el rey Arturo

De vez en cuando aparecen joyas en el cine que a los frikis del crecimiento personal nos dejan encantados. Esta última versión del Rey Arturo, la leyenda de Excaibur, protagonizada por Charlie Hunnam es una de estas joyas.

En la película podemos ver lo que es un Bioshock, la fuerza del inconsciente y el proceso terapéutico al completo que permite a Arturo pasar de ser un hombre humilde a ser el Rey de Inglaterra.

La película cuenta la pugna eterna entre el Bien y el Mal. Una vez más, el antiquísimo cuento de un hermano que mata a otro, como lo hiciera Caín con Abel en la biblia, o Set con Osiris en el antiguo Egipto, da pie al desarrollo de toda una magnífica epopeya.

La Primera Ley Biológica de la Nueva Medicina Germánica, base de la Biodescodificación, define BIOSHOCK o conflicto biológico como una experiencia inesperada que la persona vive como dramática, sin solución y vivida en soledad o lo que es lo mismo sin expresión o salida, y la escena del embarcadero es un precioso y auténtico Bioshock.

El niño, Arturo con 3 o 4años, presencia el asesinato de sus padres por una figura monstruosa en la película y tal vez en su psique, pero que no era otro que su propio tío Vortiguern, hermano de su padre. Luego es alejado, en una barca, de todo lo que ha conocido hasta ahora y es arrastrado hacia otro lugar, otras gentes y otra vida, muy distante de ser la vida del príncipe que era.

No es de extrañar que el adulto en el que se convierte tenga reiteradas pesadillas, pues el impacto emocional recibido aquel día, no es estéril. Ese impacto es una “bomba energética”. Lo que sentimos cuando presenciamos algo dramático recorre nuestro cuerpo en forma de presión, calor, frio, sentimos nudos en la garganta, el estómago encogido, la cabeza nos estalla, etc, etc, sensaciones físicas mientras nuestro cuerpo intenta ubicar esa bomba de energía. Y mientras esté retenida, mientras no sea expresada, formará parte de cada una de nuestras células que han quedado irradiadas ya para siempre.

Pero retenida, ¿en dónde? En nuestro cuerpo sí, pero en nuestro inconsciente. Como si nuestro inconsciente utilizase la materia como disco duro. Está en la Sombra, oculta. Es demasiado dolorosa para tenerla a la vista y que nos recuerde a cada momento lo que pasó.

Sin embargo, aunque dormirá su sueño en el inconsciente, no será para siempre, en un determinado momento querrá salir y manifestarse, buscar salida. Y así ocurre en la película, Excalibur, en un momento determinado queda al descubierto, pues estaba sumergida bajo las aguas del inconsciente.

“El Rey legítimo resurgirá, es inevitable”, le dice la criatura marina al “malo”. Porque los secretos, y en este caso los secretos de familia, siguen ese camino: esperan agazapados el momento idóneo, el “descendiente marcado” como decimos en Biodescodificación, para salir a la Luz. Marcado por su nombre, por su fecha de nacimiento, por su parecido físico o cualquier marca simbólica que el inconsciente tenga a bien utilizar. Solo los descendientes, “la sangre de su sangre” podrán desvelar….podrán quitar el velo a aquella escena dramática, pues son los portadores de esa memoria. Las células que conforman nuestro cuerpo y su genética son información. Y la información, así como la energía, ni se crea ni se destruye, se transforma y continúa su bagaje a través de las generaciones.

Para mí, Excalibur representa la Verdad. Las espadas en la imaginería ancestral representan la palabra. Lo que decimos a los demás, pero sobre todo lo que nos decimos a nosotros mismos.

Seguimos acompañando a nuestro héroe Arturo, tras haber sacado la espada de la piedra, en su viaje a las Tierras Oscuras. Es el viaje que cada uno de nosotros emprende, de cuando en cuando, para enfrentar sus miedos, para salir de situaciones tóxicas y superar crisis existenciales dejando atrás la persona que fuimos, para convertirnos en un nuevo ser más maduro e integrado.

“Todo veneno tiene su antídoto”, le dice la maga, porque en el Árbol genealógico, lo que en Biodescodificación llamamos TRANSGENERACIONAL, todo se intenta reparar. Y si existieron borrachos que causaron dolor a sus semejantes, nacerán abstemios en las siguientes generaciones. Si hubo asesinos que sembraron el horror, nacerán hijos o nietos de ese mismo asesino, cuya vocación les guiará a ser policías que protejan a los débiles, o serán detectives que investiguen, sin ser conscientes que investigan lo que ocurrió en el pasado. ¡Increíble verdad!!Todo se tiende a compensar. La espada de la Verdad, va pasando de generación en generación, calibrando esa compensación, asegurándose de que la Sombra se ilumina.

Y llegamos al proceso terapéutico en sí. Para sostener la espada hace falta fuerza interior, querer entrar en las Tierras Oscuras por propia voluntad. Es duro, y como dicen en la película, todos apartamos la mirada. Mantenerse Consciente y no apartar la mirada, es lo que diferencia a un hombre (un ser cuya realidad la generan programas inconscientes) de un rey (un ser libre que crea su realidad).

Es cuando revive por última vez el suceso del embarcadero, la muerte de sus padres a mano del monstruo con capa de fuego, que entra en el proceso terapéutico, porque esta vez no es el niño que sufre, esta vez es el adulto que observa la escena. En terapia eso se llama DISOCIARSE. Es importante porque el adulto tiene recursos de los que el niño carece y es capaz de distanciarse lo suficiente para sentir en su cuerpo lo que ocurrió, volver a sentir la “bomba” emocional que quedó atrapada en su cuerpo y en su inconsciente y LIBERARLA. En eso consiste sanar las heridas, en liberar esos resentires enquistados.

Como no podía ser de otra manera, Arturo vence a su tío Vortiguer y en un acto simbólico, sana su memoria diciéndole: “Estoy aquí por ti. Tú me creaste y por eso te doy las gracias” y le besa. Cuando podemos decir, y sentir interiormente, estas palabras a nuestros padres, a nuestros ex-espos@s y a todas las personas que nos hirieron estamos sanados. Somos libres. Si no podemos, seguimos atados a ellos por un lazo invisible pero real.

Vortiguer muere, sin ser odiado, porque ese odio sería de nuevo una energía atrapada que volvería a provocar los acontecimientos idóneos para ser liberada. Pero no solo por eso, sino porque su tío no tiene culpa de nada, es víctima de otras víctimas.

Su tío realizará su propio viaje interior, “los malos” también tienen derecho a ser héroes. Y si él no se pone en camino, la espada de la Verdad nombrará y marcará a sus descendientes para que compensen y sanen las memorias generadas. Es aquí, en este punto, donde el Bien deja de enfrentarse al Mal, porque ambos son la cara de una misma moneda. Según el principio de polaridad del Kybalión: todo cuanto se manifiesta tiene dos polos; todo tiene su par de opuestos; los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los contrarios son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan. En efecto Arturo y Vortiger son idénticos en naturaleza, tienen la misma determinación, pero uno en el extremo del poder sobre sí mismo y el otro en el extremo del poder sobre los demás.

Te animo a que veas la película con ojos biodescodificadores y sigas los pasos de Arturo, mantente Consciente, y no apartes la mirada, es así como te convertirás en soberano de tu Vida.

Eva Vergara Ucelay